ser
28.04.2012 22:08
Este castigo de silencios sonoros,
aturde el corazón y los sentidos,
mata el ansia de volar y lo transforma
en intento de niño caprichoso.
Ascender a, caminar hacia,
quedarse quieto y no mover el alma.
Todo y nada a la vez.
Un paseo hacia la mañana
y es entonces, cuando tienes que marcharte.
Dejarlo todo menos tus dolores,
los mismos que no marcan ni acuchillan,
dolores del espíritu doliente,
que llaman alma los que a veces no la tienen.