Querido Alberto

Cuando un amigo se va, 
se queda un algo vacío, 
que no lo puede llenar, 
la llegada de otro amigo.
¡Que bien lo expresastes, querido Alberto! la última vez que nos dimos un abrazo fue en el programa Luar de la TV Gallega y en tus ojos no té una despedida. Hablamos mucho rato en el camerino, como si nos quisiéramos contar muchas cosas, porque sabías que nos quedaba poco tiempo. Nunca olvidaré el año 1978, en Don Chufo en Barcelona, donde nos conocimos y con tu generosidad me enviaste un ramo de rosas, porque sabías cómo me gustaba tu canción: "Te mandaré una rosa cada día". 
El abuelo un día... me dejó en mi alma la nostalgia de la emigración gallega y hoy emigras tú hacia un país donde sí se puede volar, por conseguir castillos en el aire, aunque tú nunca fuiste de de aquí ni de allá, pero si plantaste un árbol en tu patio. siempre estará en un rincón de mi alma ¡Amigo mío! Grande como artista, grande físicamente y muy grande como persona.