Poema .

11.09.2019 20:53

Mi riqueza es la gente,
que me saluda y abraza,
la que al verme por la plaza,
respetuosa me mira,
la que reza cualquier día,
porque que vaya bien mi vida.
La que ríe con mis cosas,
y cuando me lee, suspira.
La misma que cualquier día,
me para para decirme,
que hago bien yo en reirme
del poderoso traidor,
del gusano trepador
y de la araña asesina.
La sencilla poesía
es arma más poderosa,
que la ampulosa prosa,
retórica, pero vacía. 
Persona soy, pensadora,
y el que el verbo utiliza,
cual arma arrojadiza,
para señalar la hora,
en que todo se demora,
por vaciar de avaricia,
a los que hablan de justicia,
en la Cámara española,
siendo ellos quienes deshonran,
el lugar donde se sientan,
porque es donde se asienta,
la base de la deshonra.
Tiempos vendrán ¡Vive Dios!
en que suban la escalera,
gente honrada y de primera,
por defender la nación,
y salgan sin contemplación,
toda la chusma traidora.
Más callándonos ahora,
cual rebaño aborregado,
pasarán aún muchos años,
en vea esto cumplido,
¡Pido a Dios verlo cumplido,
antes de mi última hora!

Moncho Borrajo