Poema
Dolorido en el alma.
Flagelado por la injuria
diariamente.
Cansado ya de tanta desvergüenza,
de aquellos que hablan por hablar.
Serpientes venenosas
que no pueden morderse a si mismas.
Me duele escuchar , oír, sentir
lo que hoy siento.
¡No quiero el odio en mi cuerpo!
se lo regalo a ellos,
que disfruten,
que gocen en el fango de si mismos.
Yo me quedo conmigo,
tranquilo,
mirando la ría de Vigo,
viendo como el sol se esconde,
pero sabiendo que saldrá de nuevo.
¡Os deseo lo mejor!
Que sigáis criando víboras...
yo mientras tanto regaré la rosa de mi interior pacientemente.