Nunca pensé que alguna vez alguien escribiera esto de mi.

03.12.2012 00:16

 

El Borrajo es mi maestro. El Borrajo me ha enseñado a reírme de los malos recuerdos. El Borrajo me ha enseñado a aprender con los años. El Borrajo me ha enseñado que es mejor tomar café con amigos que champán con gilipollas. El Borrajo me h
a enseñado que merece la pena encontrar tu camino. El Borrajo me ha enseñado lo difícil y serio que es hacer el humor. El Borrajo me ha enseñado a asumir que necesito a la gente, y no por el aplauso en sí mismo, sino por el hecho de que uno siempre tiene que sentirse necesario, pero nunca suficiente. El Borrajo me ha enseñado a entretener a los demás por la necesidad de sentirse querido. El Borrajo me ha enseñado a ser un gamberrete. El Borrajo me ha enseñado a entender a los gallegos y a amar a los sevillanos. El Borrajo me ha enseñado a aparentar que no me complico la vida. El Borrajo me ha enseñado a luchar. El Borrajo me ha enseñado a creer en lo increíble. El Borrajo me ha enseñado a ser visceral. El Borrajo me ha enseñado lo que es la pintura. 

El Borrajo me ha enseñado que hay cosas que se han de hacer gratis, y otras ni aunque te paguen. El Borrajo me ha enseñado a no vivir del miedo y de las amenazas. El Borrajo me ha enseñado que la soledad se viste de gala. El Borrajo me ha enseñado que compartir es amar. El Borrajo me ha enseñado que una muestra de cariño y sinceridad vale más que cualquier medalla. El Borrajo me ha enseñado que ese cariño no se compra, que es como la sonrisa de un niño al que le gustas o no te sonríe. El Borrajo me ha enseñado a diferenciar el cómico del humorista. El Borrajo me ha enseñado a no jugarme el tipo así como así. El Borrajo me ha enseñado a creer en el trabajo y en el amor. El Borrajo me ha enseñado que hay gente a la que le sobra el tiempo y que debería donarlo, ya que hay gente a la que le faltan horas para hacer cosas. El Borrajo me ha enseñado que puedes hacer cosas maravillosas sin darte cuenta, a saber que hay parejas que se cogen la mano después de escuchar o leer un texto tuyo, que hay gente que no llega a fin de mes pero que consiguen colgar el abrigo con una sonrisa cuando llega a casa después de haberte visto en una actuación, e incluso que hay personas que se enfadan contigo porque discrepan de lo que piensas. Entonces, y sólo entonces, es cuando te sientes un poco necesario. El Borrajo me ha enseñado a respetar mi propia privacidad.

El Borrajo me ha enseñado que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece, que el dedo señala antes a un adolescente que se droga que a mil adolescentes que sacan sus estudios adelante. El Borrajo me ha enseñado a valorar lo aparentemente fácil, lo que para mí es accesible y para otros no tanto. El Borrajo me ha enseñado a crear un mundo donde burlarme de mis propios problemas. El Borrajo me ha enseñado a saber cuándo hay que saludar y a saber cuándo hay que despedirse. El Borrajo me ha enseñado a pasar desapercibido y a bajar de algunos peldaños con dignidad. El Borrajo me ha enseñado a valorar otras cosas. El Borrajo me ha enseñado que a veces tenemos al lado un ser querido al que no hacemos caso por mirar un cuadro caro. 

El Borrajo me ha enseñado que cuanto más entiendo los defectos de los demás, más me gustan los míos. El Borrajo me ha enseñado que los superdotados son superdotados tan sólo en una faceta, y que todo lo demás les viene del mismo afán que hay en cada uno de nosotros. El Borrajo me ha enseñado que el día en el que no me ponga nervioso antes de salir a escena, puede que las cosas no me salgan demasiado bien. El Borrajo me ha enseñado a reconocer lo bueno que hacen nuestros ‘contrarios’. El Borrajo me ha enseñado que hay más gangueros que gangas, más idealistas que gestores. El Borrajo me ha enseñado a no meter todo y a todos en el mismo saco. El Borrajo me ha enseñado que a la gente hay que juzgarla de cintura para arriba, que es donde está el corazón y el cerebro. 

El Borrajo me ha enseñado a ser mi propia voz y no la de los demás, con mis errores y mis equivocaciones. El Borrajo me ha enseñado a apostar por el arte hecho con el corazón. El Borrajo me ha enseñado a que no hay nada más bonito que proclamar alto y claro el amor hacia una persona. El Borrajo me ha enseñado que la felicidad del presente no la sentimos, pero sí la de nuestro pasado.

Porque ahora, querido amigo, soy yo quien espera a esa persona desde la farola, y tú bien sabes a lo que me refiero. El Borrajo me ha enseñado a no ser demasiado rimbombante y complicado. Maestro Moncho, siento no haberte hecho caso en esto último, porque sé que no te gusta ni lo pedante ni lo redundante, pero ya sabes que yo soy un rarito, y que te rindo homenaje porque es en estos momentos cuando hay que manifestar lo que se aprecia. Porque este texto que te dedico, me lo has enseñado tú. Y a pesar de que nos veamos tan poco, yo te llevo a ti y a tus consejos allá donde voy, e intentaré aplicarlos siempre que mi torpeza me lo consienta.

Un abrazo. Gracias por ser mi maestro y transmitirme tantas cosas sin darte cuenta.

    

 

   Foto: El Borrajo es mi maestro. El Borrajo me ha enseñado a reírme de los malos recuerdos. El Borrajo me ha enseñado a aprender con los años. El Borrajo me ha enseñado que es mejor tomar café con amigos que champán con gilipollas. El Borrajo me ha enseñado que merece la pena encontrar tu camino. El Borrajo me ha enseñado lo difícil y serio que es hacer el humor. El Borrajo me ha enseñado a asumir que necesito a la gente, y no por el aplauso en sí mismo, sino por el hecho de que uno siempre tiene que sentirse necesario, pero nunca suficiente. El Borrajo me ha enseñado a entretener a los demás por la necesidad de sentirse querido. El Borrajo me ha enseñado a ser un gamberrete. El Borrajo me ha enseñado a entender a los gallegos y a amar a los sevillanos. El Borrajo me ha enseñado a aparentar que no me complico la vida. El Borrajo me ha enseñado a luchar. El Borrajo me ha enseñado a creer en lo increíble. El Borrajo me ha enseñado a ser visceral. El Borrajo me ha enseñado lo que es la pintura. 

El Borrajo me ha enseñado que hay cosas que se han de hacer gratis, y otras ni aunque te paguen.  El Borrajo me ha enseñado a no vivir del miedo y de las amenazas. El Borrajo me ha enseñado que la soledad se viste de gala. El Borrajo me ha enseñado que compartir es amar. El Borrajo me ha enseñado que una muestra de cariño y sinceridad vale más que cualquier medalla. El Borrajo me ha enseñado que ese cariño no se compra, que es como la sonrisa de un niño al que le gustas o no te sonríe. El Borrajo me ha enseñado a diferenciar el cómico del humorista. El Borrajo me ha enseñado a no jugarme el tipo así como así. El Borrajo me ha enseñado a creer en el trabajo y en el amor. El Borrajo me ha enseñado que hay gente a la que le sobra el tiempo y que debería donarlo, ya que hay gente a la que le faltan horas para hacer cosas. El Borrajo me ha enseñado que puedes hacer cosas maravillosas sin darte cuenta, a saber que hay parejas que se cogen la mano después de escuchar  o leer un texto tuyo, que hay gente que no llega a fin de mes pero que consiguen colgar el abrigo con una sonrisa cuando llega a casa después de haberte visto en una actuación, e incluso que hay personas que se enfadan contigo porque discrepan de lo que piensas. Entonces, y sólo entonces, es cuando te sientes un poco necesario. El Borrajo me ha enseñado a respetar mi propia privacidad.

El Borrajo me ha enseñado que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece, que el dedo señala antes a un adolescente que se droga que a mil adolescentes que sacan sus estudios adelante. El Borrajo me ha enseñado a valorar lo aparentemente fácil, lo que para mí es accesible y para otros no tanto. El Borrajo me ha enseñado a crear un mundo donde burlarme de mis propios problemas. El Borrajo me ha enseñado a saber cuándo hay que saludar y a saber cuándo hay que despedirse. El Borrajo me ha enseñado a pasar desapercibido y a bajar de algunos peldaños con dignidad. El Borrajo me ha enseñado a valorar otras cosas. El Borrajo me ha enseñado que a veces tenemos al lado un ser querido al que no hacemos caso por mirar un cuadro caro. 

El Borrajo me ha enseñado que cuanto más entiendo los defectos de los demás, más me gustan los míos. El Borrajo me ha enseñado que los superdotados son superdotados tan sólo en una faceta, y que todo lo demás les viene del mismo afán que hay en cada uno de nosotros. El Borrajo me ha enseñado  que el día en el que no me ponga nervioso antes de salir a escena, puede que las cosas no me salgan demasiado bien. El Borrajo me ha enseñado a reconocer lo bueno que hacen nuestros ‘contrarios’. El Borrajo me ha enseñado que hay más gangueros que gangas, más idealistas que gestores. El Borrajo me ha enseñado a no meter todo y a todos en el mismo saco. El Borrajo me ha enseñado que a la gente hay que juzgarla de cintura para arriba, que es donde está el corazón y el cerebro. 

El Borrajo me ha enseñado a ser mi propia voz y no la de los demás, con mis errores y mis equivocaciones. El Borrajo me ha enseñado a apostar por el arte hecho con el corazón. El Borrajo me ha enseñado a que no hay nada más bonito que proclamar alto y claro el amor hacia una persona. El Borrajo me ha enseñado que la felicidad del presente no la sentimos, pero sí la de nuestro pasado.

Porque ahora, querido amigo, soy yo quien espera a esa persona desde la farola, y tú bien sabes a lo que me refiero. El Borrajo me ha enseñado a no ser demasiado rimbombante y complicado. Maestro Moncho, siento no haberte hecho caso en esto último, porque sé que no te gusta ni lo pedante ni lo redundante, pero ya sabes que yo soy un rarito, y que te rindo homenaje porque es en estos momentos cuando hay que manifestar lo que se aprecia. Porque este texto que te dedico, me lo has enseñado tú. Y a pesar de que nos veamos tan poco, yo te llevo a ti y a tus consejos allá donde voy, e intentaré aplicarlos siempre que mi torpeza me lo consienta.

Un abrazo. Gracias por ser mi maestro y transmitirme tantas cosas sin darte cuenta. ¡Dios mío que he hecho!