Nada

En la paz de una estación de tren hoy convertida en museo, escucho los pájaros despedirse del día, con la felicidad en sus cantos como si amaneciera, esa es la postura que uno quisiera tener todos los días, para enfrentarse a la realidad diária. Días, diária, día, siempre el hoy , el futuro no existe y el pasado ya pasó. Nada es nuevo y después de 21 siglos, esto es repetitivo y casi demencial. Ni el nacimiento de grandes personas, pensadores, filósofos, etc, han conseguido que este mundo tome otra dirección que no sea la destrucción de nosotros mismos, por causas tan estúpidas como el dinero. Es una pena que la muerte no pueda aparecer para decirles que nada, la nada más absoluta, podrán llevar con ellos, cuando llegue ese día, y que sus herederos, se reirán de sus sacrificios y locuras realizadas para nada,la nada más total. El silencio me acompaña y los trinos de los pájaros son una riqueza que yo desconocía hasta el día de hoy, son algo que ellos no escuchan, porque el ruido del dinero tapa todos los demás sonidos, incluido los del corazón. Nada ¡Ha subido la volsa! NADA.