Hoy

28.10.2018 18:33

Aquella mañana el Teide tenía puesto su gorro blanco de invierno. No se la razón por la que uno de los almendros del valle aún tenía flor, pero esa era la realidad. Candelaria sintió en su espalda un frío repentino, que le hizo tener un pequeño temblor_ Ha llegado ya_ dijo como si el invierno fuera un amigo de toda la vida. Sin pensarlo mucho se dirigió al armario grande y tomó una bolsa de plástico donde estaba el edredón guardado. José la miró sin hacer ningún comentario y siguió arreglando un reloj de pared de los muchos que tenía en su colección. Después de arreglar la cama con el edredón ya en ella, Candelaria se sentó cerca de José,a pesar almendras para un postre. No hablaron mucho, los años de casados eran ya muchos y todo o casi todo estaba dicho. 
En un momento se cruzaron sus miradas y Candelaria dejó escapar de su boca, como un suspiro una frase que resumía muchas cosas vividas _Cuarenta inviernos juntos José- Sí_ respondió el, mientras un pequeño rayo de sol se colaba por entre las nubes de aquel día de octubre, en el valle de la Orotava.