Estreno.

Las risas empezaron a inundar la sala y poco a poco me olvidé que era poncho y doña Dina se apoderó de mi. Un falda que quedaba floja, porque adelgacé en estos días, un zapato de un número más, pero... ¡De pronto! algo rozó mi espalda y saqué fuerzas de donde ya no quedaba casi nada, me había levantado a las 7 y a las ocho estábamos ya en el teatro. comí un bocadillo, dormí quince minutos en una cama de campaña que siempre va conmigo. Faltaban dos horas y aún quedaban cosas por hacer.Al terminar, en el camerino me dolía todo, sobretodo los pies de estar tantas horas de pié, pero alguien me dijo: "Tu madre tiene que estar muy orgullosa de ti" y entonces desaparecieron los dolores. Caí en la cama como un saco de patatas, pero los nervios tardaron en dejarme conciliar el sueño, fue entonces cuando medio adormilado, le dije a mi amigo Jesús: No sabía que habías venido al estreno y el me respondió: No iba a dejar a tu madre sola. ¡Me pasa cada cosa!. Estoy seguro que me llegaron muchos rayos de luz desde todas partes para que todo saliera bien GRACIAS. 
Nota.- Desde la nube del escenario, casi no escuché los aplausos pero si vi las caras de felicidad de la gente y eso amigos míos no tiene precio.