Depués de un...

Después un 2016 duro y difícil, me enamoré de la Esperanza. Había muerto hace años un amor y los amantes nunca son duraderos y muchas veces, aunque lo aparenten, no les interesan tus dudas, tus conflictos filosóficos o tus preocupaciones de eso que algunos llamamos alma. 
La soledad, esa compañera fiel en mi vida, llamó a mi puerta y claro está, le abrí gustoso, porque no hay nada mejor que la soledad asumida, pero no penséis que es una soledad triste no, es sencillamente admitir la realidad de tu vida. ¡Claro que tengo amigos! y amigas, pero cada uno de ellos vive en la distancia física, y aún sabiendo de nuestros afectos, no podemos estar con ellos cuando queremos. Dicen que es malo recordar, yo no lo creo, alguna vez, entro en mis fotos y revivo viajes, que nunca conté a nadie, para no provocar envidias absurdas, ya bastantes me he ganado por culpa de mis neuronas y habilidades. Cuando recorro nuevamente con mi mente esos viajes, me doy cuenta que fui feliz y que compartí esa felicidad con otras personas, y que luego esa felicidad la regalé en los escenarios de toda España por pura necesidad personal. 
Sí, me enamoré de la Esperanza, porque en la sociedad en la que vivimos"los mayores" contamos poco, la pensión y poco más, y muchos de vosotros esa pensión la cuentan otros, que se creen que somos tontos y que no nos enteramos de lo que hacen, pero si lo sabemos y lo admitimos como yo a la Esperanza. ¿Si he pasado malos momentos? pues claro y algunos muy malos, pero para que contarlos ¿Para alegrar a los mediocres?¡Dios me libre de hacerle ese regalo a los envidiosos! Si no conocéis a la Esperanza un día os la presento, ya se ha hecho amiga de Marco y dormimos juntos sin molestarnos el uno al otro en la misma cama. 
Sigo pensando que me hace muy bien escribir estas cosas, siento mucho que algunos no les gusten, pero es mi muro y en el muro de mi casa escribo lo que quiero, ya me llega con tener que borrar alguna vez, alguna impertinencia, pero últimamente parece que han encontrado otros muros, donde los reciben más cabreados que yo.