Cuento cuento

19.01.2020 19:23

Erase un vez un niño-niña que dió un beso a su madre-padre, que venía del colegio de no conocer en qué nación vivía, porque vivía en una nación de naciones, donde todos los hombres son unos violadores y unos mierdas. El no sabía que era homosexual, porque tenía cinco años, pero su profesora que era lesbiana lo intuía, porque él usaba un lápiz de color rosa para escribir, que era el color que tenían todos los lápices del colegio. El niño-niña traía los deberes que tenía que hacer aquella noche, que era no ver dibujos animados, pero si la película Calígula o el Decamerón. El uniforme incluía capucha y braga para taparse la cara, cuando fuera preciso, ante la persecución de la policía fascista. No tendría que rezar a nadie, antes de acostarse, salvo si era musulmán, porque Alá es grande, y el tal Jesús un rebelde, que estuvo en contra del poder establecido de Roma, que andaba con leprosos y mala gente. Su padre-madre, o madre-padre, o padre-padre- o madre-madre le leyó antes de acostarse las bases fundamentales de la nación de naciones. El presidente es nuestro dios. Su belleza es inconmensurable ¡Gloria a él, nuestro salvador! Carlos-Teresa se quedó dormido soñando con el campamento de verano, donde ese año ya aprendería a disparar con balas de fogueo. Se tiró un pedo y se rió ¡Bendita inocencia!