Cosas

05.04.2012 19:49

Tan solo analizar con brevedad este tiempo ínfimo e inmenso de la Semana Santa, para ver si nuestro tiempo, el de cada uno, lo utilizamos de forma adecuada, o por lo contrario es perjudicial para nuestra salud mental. Debemos descansar, si, pero el descanso no solo se consigue sin hacer nada, algo que  puede cansarnos  y aburrirnos, si no cambiando de actividad por unos días. También podemos dedicarnos a nosotros mismos, dando tiempo a nuestro cerebro, para ordenar la estantería mental, o simplemente ver que tenemos en ella que nos sobra o molesta. Los que viven en pareja, pueden utilizar este tiempo, en conocerse un poco más, y posiblemente la sexualidad bien usada sea una buena arma para ello. De todas formas, no viene nada mal, dedicarse algo de tiempo a uno mismo, a su yo más íntimo y personal, al que duda, sueña, necesita, confunde, desea... y nadie más conoce si no es su espejo,, el que habla sin palabras. Hoy no he salido para nada a la calle, y mi tiempo lo he dedicado a ser yo, a verme más de cerca y saber que mis defectos existen, y que son posiblemente tan normales como propios y de muchos. Hay veces que es tan peligrosa una conciencia rígida, que la falta de ella, pero la que me preocupa es aquella, que es tan tolerante consigo misma que te puede conducir a creerte perfecto. De este tipo de conciencia sales los "santos", los que se creen que han cenado con Jesús en su última cena, los que quieren redimirte de algo que no entiendes, los mismos que no entienden que tu un simple mortal, puedas comunicarte con el todo y la nada. Somos grandes obras maestras de la naturaleza, y no nos cuidamos como debiéramos. Regamos las plantas, bañamos al perro, cuidamos un cobaya, pero so sabemos cuidar nuestro interior. Si gastáramos la décima parte del tiempo que gastamos en la peluquería o en nuestro cuidado externo, en nuestro interior, serías una raza maravillosa. Somos cada vez moralmente inferiores y éticamente pobres, con el agravante de creernos superiores entre nosotros  mismos, por razas, países, autonomías, provincias, pueblos, calles o casas. El silencio sonoro de la naturaleza ayuda a entrar en ti, y todos los demás silencios. Hay personas que lo consiguen en el metro en hora punta, algo que me fascina. Estas son las cosas que esta cabeza mía piensa una tarde de jueves, que sea santo o no, solo depende de mi, y no soy quien para auto valorarme. El petirrojo.