¡Maldita sea la hora!
en que disteis ese paso
de llevarnos al fracaso
sin explicarnos razones.
¡Malditos los corazones!
que bombean vuestra sangre
hecha para crear hambre
y hacer crecer los ladrones.
Maldito el día y el año
en que haciendo tanto daño,
convertisteis en rebaño,
a los chulos y matones.
Malditas las descendencias
que nazcan de vuestros cuerpos,
antes los prefiero muertos,
que resecando pezones.
El castigo que os deseo
es que seáis desauciados
sin vecinos bien amados
que con orgullo os defiendan.
Que se hundan vuestras casas
sin deciros el momento
a ver si os cogen dentro
al bajar los pantalones.
¡So manada de mamones!
Sois toros sin cornamenta
sois campana sin badajo
desertores del trabajo
que los parados aumenta.
¡Maldita sea la hora,
en que nací en este tiempo!
por veros hoy tan contentos
mientras agoniza el pueblo.
Que los cristales tintados
os hacen ver como ciegos,
que pena que el conductor
no sea uno de ellos.
Ya no os escribo más
pues al teatro no vais
ni leéis, ni estudiáis,
ni hacéis nada de provecho,
Ni en la calle ni en el lecho
En la puerta del Congreso
os lo tengo que clavar
pero salís por detrás,
no dais la cara ni en eso.
El petirrojo.
en que disteis ese paso
de llevarnos al fracaso
sin explicarnos razones.
¡Malditos los corazones!
que bombean vuestra sangre
hecha para crear hambre
y hacer crecer los ladrones.
Maldito el día y el año
en que haciendo tanto daño,
convertisteis en rebaño,
a los chulos y matones.
Malditas las descendencias
que nazcan de vuestros cuerpos,
antes los prefiero muertos,
que resecando pezones.
El castigo que os deseo
es que seáis desauciados
sin vecinos bien amados
que con orgullo os defiendan.
Que se hundan vuestras casas
sin deciros el momento
a ver si os cogen dentro
al bajar los pantalones.
¡So manada de mamones!
Sois toros sin cornamenta
sois campana sin badajo
desertores del trabajo
que los parados aumenta.
¡Maldita sea la hora,
en que nací en este tiempo!
por veros hoy tan contentos
mientras agoniza el pueblo.
Que los cristales tintados
os hacen ver como ciegos,
que pena que el conductor
no sea uno de ellos.
Ya no os escribo más
pues al teatro no vais
ni leéis, ni estudiáis,
ni hacéis nada de provecho,
Ni en la calle ni en el lecho
En la puerta del Congreso
os lo tengo que clavar
pero salís por detrás,
no dais la cara ni en eso.
El petirrojo.